En lo alto del Cerro El Tabacal, en el mágico pueblo de Xicotepec, Puebla, se erige una obra monumental que no solo refleja el fervor religioso, sino también el espíritu comunitario: la Virgen de Guadalupe más grande del estado, con sus imponentes 23 metros de altura. Este majestuoso símbolo, inaugurado en 2010 tras cuatro años de arduo trabajo, es una visita obligada para quienes desean experimentar la conexión entre cultura, fe y naturaleza en uno de los destinos más encantadores de la Sierra Madre Oriental.
La construcción de esta figura comenzó en 2006, en el lugar exacto donde se cuenta que la Virgen se apareció en 1949, sobre un antiguo banco de piedras en el barrio El Tabacal. Bajo la dirección del talentoso artista Miguel Vargas Martínez, el acero y el cemento cobraron vida para dar forma a esta Virgen de manto verde, cuya presencia domina el paisaje.
El santuario no solo es un lugar de oración y devoción, sino también un mirador privilegiado que ofrece una vista panorámica inigualable de Xicotepec y sus alrededores. Aunque en el pasado los visitantes podían subir por el interior de la figura hasta llegar a los ojos de la Virgen para disfrutar de una vista espectacular, esta tradición se suspendió por motivos de seguridad. Aun así, la experiencia de contemplar el atardecer desde el cerro sigue siendo uno de los momentos más memorables que ofrece Xicotepec.
Cada 12 de diciembre, este santuario recibe a más de 15,000 visitantes durante la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, la celebración más importante del año en el pueblo. El ambiente festivo y devocional se entrelaza con la belleza natural del lugar, haciendo de esta una experiencia única para todos los que acuden a rendir homenaje a la Virgen.
Pero Xicotepec es mucho más que su monumento. Rodeado por majestuosas montañas, este Pueblo Mágico es famoso por sus encantadoras cafeterías y su exquisito café, producto insignia de la región. A solo unos kilómetros, la naturaleza ofrece espectáculos igualmente impresionantes, con cascadas y el río Silima, donde los aventureros pueden disfrutar de actividades como rafting o simplemente deleitarse con la serenidad del entorno.
Con sus paisajes vibrantes, su historia fascinante y su devoción profundamente arraigada, Xicotepec invita a sus visitantes a vivir una experiencia donde la fe y la naturaleza se unen de manera extraordinaria.